Padre
Santo, venimos ante ti en ese día con un corazón contrito y
humillado, reconociendo que te necesitamos. Tú conoces nuestras luchas, tú
conoces los obstáculos que estamos enfrentando. Tú más que nadie nos conoce aún
mejor que nosotros mismos. Ponemos en tus manos nuestras finanzas, el fruto de
nuestro trabajo, las bendiciones que tú nos has dado. No permitas Señor que el
devorador se coma lo que tú nos has dado. Muéstranos con tu Santo Espíritu,
cualquier error que estemos cometiendo, o cualquier influencia de maldad
externa que este obstruyendo tu bendición.
Ponemos
ante tus pies nuestro empleo, nuestro negocio, nuestras
habilidades, nuestro oficio o profesión, y te pedimos que abras las puertas
para que podamos obtener un salario justo y una ganancia honesta. Así como
tú multiplicaste los panes, manda Señor que lo que hoy tengamos en nuestra
mano sea multiplicado. Así como transformaste el agua en vino, haz que
lo poco que tengamos se transforme radicalmente en algo de utilidad y valor.
Así como tú caminaste sobre las aguas, Señor danos una
revelación para nosotros caminar sobre las tormentas que buscan hundirnos en la
desesperación.
En este
día Señor te pedimos por un poderoso milagro, que traiga un
cambio definitivo y total en nuestra situación financiera, que seamos
libres de la esclavitud de las deudas, y que cese en nuestras vidas toda
tensión y ansiedad.
Pedimos por todos aquellos que leen estas líneas,
por todos tus hijos, por los pobres y huérfanos. Que ese milagro sea hecho, que
se abran las ventanas de los cielos,
TE LO PEDIMOS, EN EL PODEROSO NOMBRE DE JESÚS.