Cuando exigimos a Dios por algo que no nos ha concedido, no estamos orando, estamos demandando, y estamos cerrando nuestra apertura a la riqueza de Dios.
De ahí que cuando nos disponemos a orar, surge la humildad, la concentración en la oración y el esfuerzo.
Extraído de "El Gran Libro de los Milagros" de Gustavo Jaime Ferradás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario